LA
IMPORTANCIA DE LAVARSE LAS MANOS FRENTE AL CORONAVIRUS
La
expansión del coronavirus ha puesto en valor una medida higiénica básica que
ayuda desde tiempos pretéritos a luchar contra las enfermedades. Lavarse las
manos con agua y jabón es una medida de prevención esencial que sirve para
cerrar la puerta a bacterias, virus y hongos.
11 de
marzo de 2020
Foto: iStock
La alarma
suscitada por el coronavirus ha puesto de relieve la importancia que tiene
lavarse las manos habitualmente, no solo para mantener unos hábitos mínimos de
higiene, sino también para prevenir ciertas
enfermedades de fácil transmisión originadas por virus y bacterias.
Para entender su importancia, hay que tener en cuenta que nuestras manos son un
paraíso para todo tipo de microorganismos: ya sean bacterias, virus o hongos,
que suelen instalarse en ellas con relativa facilidad. Una higiene adecuada, es
una solución básica para crear una barrera de entrada a estos agentes
infecciosos, responsables de millones de muertes en todo el mundo, sobre todo
en países en vías de desarrollo donde no existe un acceso generalizado al agua
potable.
LAS MANOS: UNA PUERTA DE ENTRADA A
LOS MICROORGANISMOS
Con las
manos lo tocamos todo, convirtiéndose en un agente de transmisión de primer
orden, máxime si tenemos en cuenta que, a diferencia de las superficies y los
objetos, se trata de una superficie calientes y húmeda, con restos de sudor y
de descamaciones de la piel que actúan como un imán para todo tipo de
microorganismos, incluso en lugares de apariencia inocua. La superficie de un
teléfono móvil, por ejemplo, puede llegar a albergar 30 veces más bacterias que
un inodoro.
¿QUÉ ES LA HUELLA MICROBIANA?
Al tocar
cualquier cosa se queda atrás la conocida como 'huella microbiana', un rastro que contamina a la siguiente persona que tocamos,
lo cual contribuye a multiplicar exponencialmente el potencial de los
microorganismos. Por este motivo, cada vez que no nos lavamos las
manos estamos potenciando la contaminación microbiana. Es como dar vía libre a
un agente infeccioso para que campe a sus anchas sin encontrar barrera alguna.
LAVARSE CON AGUA Y JABÓN DURANTE 20
SEGUNDOS
Por
supuesto, para acabar con los gérmenes debemos usar algo más que agua. En este
caso, el mejor aliado es el jabón, un producto que nos ha ayudado a combatir de
las enfermedades desde los tiempos del Antiguo Egipto y cuya receta ha cambiado
poco desde entonces: una solución soluble al agua compuesta por la combinación
de un álcali (un compuesto soluble producido a partir de metales alcalinos) con
los ácidos del aceite u otro cuerpo graso. Al tocar algo, los gérmenes se
adhieren a los aceites y las grasas de las manos, que no pueden desaparecer
solo con agua. Sin embargo, al lavarnos con jabón, las moléculas de este
componente actúan como una suerte de 'mediador' entre el agua y el aceite. Al
enjuagarnos, el aceite acoplado a los microorganismos acaba desapareciendo con
ayuda del agua.
Para
deshacerse de todas esas grasas y microorganismos es necesario tomarse su
tiempo y ser minucioso. Según los Centros Para el Control y la Prevención de
las Enfermedades (CDC), es necesario dedicarse al lavado de manos al menos
durante 20 segundos, sin dejar ningún rincón de la piel sin fregar, con
especial cuidado a las uñas, los nudillos y las separaciones entre los dedos.
¿POR QUÉ LAVARSE ES EFECTIVO CONTRA
EL CORONAVIRUS?
Como
explica Pall Thordarson, químico de la australiana Universidad New South Wales,
a través de su cuenta oficial de Twitter, los virus están formados de material
genético (ARN), unas proteínas externas que les sirven para anclarse a las
células humanas (entre otras cosas) y una envoltura de grasa, una membrana) que
lo protege todo tanto y que ayuda al virus a propagarse e invadir nuevas
células. "El jabón disuelve la membrana
lipídica y el virus se desmorona como un castillo de naipes y "muere",
o más bien, deberíamos decir que se vuelve inactivo ya que los virus no están
realmente vivos". De hecho, según apunta el científico, los
desinfectantes, geles, cremas... que contienen alcohol tienen efectos
similares, pero en realidad no son tan buenos como el jabón normal.
Esencialmente, como apunta Thordarson, "el
jabón efectivamente "disuelve" el pegamento que mantiene unido al
virus".